Se dice que un agricultor, que había dedicado su vida entera al campo, se encontraba recolectando hojas de la Camellia Sinensis cuando vio aparecer un ciervo en su jardín. Para evitar que el animal estropeara su plantación, lo persiguió y ahuyentó, olvidándose de las hojas que acababa de recoger. A la mañana siguiente, notó que la cosecha de té olvidada había cambiado de color y que, además, desprendía un agradable aroma. Probó a infusionarlas y así creó el delicioso té Oolong, también conocido como té azul. Su abanico de sabores se debe en gran medida a la habilidad y los conocimientos de expertos capaces de interrumpir el proceso en el momento adecuado. Es por eso, que el té azul es apreciado por los paladares más exigentes.

¿Sabías que el té verde es conocido en China y Japón como “el té original”? La medicina oriental lo ha utilizado durante miles de años para curar el cuerpo, aclarar la mente y regular la energía. Existen diferentes variedades, dentro de las cuales encontramos el Matcha, Sencha, Genmaicha, Bancha, White Monkey y Gunpowder. Aunque cada una de ellas tenga detalles que las hacen únicas y especiales, comparten en esencia un sabor delicado, ligeramente amargo, fresco y vegetal. Cultivado en plantaciones exclusivas, nuestro té verde encarna miles de años de tradición y sabiduría.

El Rooibos es a menudo denominado té rojo, pero para la sorpresa de muchos, no está relacionado con el té en absoluto. De hecho son plantas completamente distintas y éste se distingue, entre otras cosas, por la ausencia total de cafeína. Es un arbusto de la familia de las acacias y su nombre significa “arbusto rojo” en algunas lenguas africanas. El Rooibos, dentro de su amplio y rico abanico de sabores, suele tener un toque amaderado, ligeramente especiado (canela, pimienta), un tanto dulce (con notas de caramelo, miel, avellana, castaña),  afrutado (limón, frutos rojos) y floral. Una verdadera experiencia para quienes quieren darle un mimo a sus sentidos.